En Panamá, Guatemala, Nicaragua y Ecuador, los grupos étnicos y las minorías son numerosos y a menudo muy maltratados,
sin respeto por sus valores étnicos y culturales, sus tradiciones ancestrales y sus lenguas o dialectos. Ya es hora de que hagamos
sentir su presencia milenaria en medio de sociedades modernas e industriales que no perdonan sus hábitats ni sus subsuelos, masacrados, explotados y violados con demasiada frecuencia. En nuestros programas, hacemos hincapié en descubrir y conocer a las gentes de estas diferentes etnias, no sólo a través de medios económicos y monetarios, sino mediante ayudas esenciales adaptadas a su entorno vital. Se trata de peticiones concretas que van desde la simple ayuda escolar hasta talleres de perforación de pozos artesianos, pasando por la recogida de ropa y alimentos, la instalación de paneles solares en zonas remotas sin electricidad, e incluso talleres de reparación de piraguas, motores y hélices, que son el medio de transporte vital para estas etnias, ya sea para la pesca tradicional o para transportar a sus propios hijos a escuelas que, con demasiada frecuencia, están muy lejos.
La participación de nuestros visitantes en estos talleres permite un intercambio vivo, eficaz y mucho más útil. Comprender sus necesidades reales. Con demasiada frecuencia, los materiales y equipos excesivamente modernos no son más que instalaciones efímeras, ya que las condiciones climáticas dañan los equipos, dejándolos sin mantenimiento y perdiéndose para siempre.
Ayúdenos a ser relevantes trabajando juntos para tomar medidas rápidas y adecuadas.
Nuestro favorito: la producción de Panamask por una comunidad de 22 mujeres Emberas Wounaan de la provincia de Darién.